Por Jessica Mesa Duarte

Una tarde calurosa te recibe en Matanzas, una como tantas en la hermosa isla caribeña. La invitación asoma desde un parque ubicado en el centro histórico de la urbe donde residen secretos perdidos entre centenario muros, confidencias que esperan nuestro encuentro: el parque de la rueda dentada.

Desde allí se puede observar fácilmente el ajetreo de los matanceros, de los turistas nacionales y extranjeros que disfrutan caminando por la Calle del Medio. A estas horas Matanzas está llena de personas que transitan bajo el sol por las tiendas y establecimientos comerciales o se detienen a presenciar el amplio movimiento constructivo que ha motivado el aniversario 325 de la Atenas de Cuba.

Casi llegas al destino. Por suerte, un banco nos aguarda bajo la cobija de la sombra de una ceiba. Es muy hermosa la vista desde aquí y una suave brisa te acaricia el rostro.

Muchos misterios entraña este lugar. ¿Cuántas confesiones habrán dejado ocultas los transeúntes en estos mismos lares? ¿Cuántos versos habrán quedado prendados de tan singular belleza? ¿Cuántos amores se habrán confesado aquí, bajo la sombra del árbol?

La ceiba se convirtió en un símbolo de cubanía e independencia cuando el 10 de octubre de 1968, al cumplirse el centenario del inicio de la luchas por la liberación nacional, el museo Oscar María de Rojas, de Cárdenas, montó un recorrido que narraba el proceso revolucionario, en toda la Calle del Medio.

La ruta concluía en el sitio donde permanece la ceiba, acompañada por una rueda de un ingenio, en recordación al levantamiento de La Demajagua, la cual sirvió para bautizar al parque. La ceiba es además un símbolo de la ciudad porque nos ha acompañado más de 130 años.

El Parque de la Rueda Dentada, en el centro mismo de la ciudad de Matanzas, engalana el paisaje citadino. Y es que este sitio no solo sirve como espacio de reposo en las calurosas tardes de verano. Su ubicación en la esquina que une a las calles Medio y Jovellanos, muy próximo a la Catedral, al Banco Popular de Ahorro y la Oficina del Historiador, le ha brindado otros valores.

El área del Parque de la Rueda ha servido, además, como escenario de presentaciones de agrupaciones rumberas, danzoneras y de música popular. En este lugar se desarrollan igualmente presentaciones de textos y peñas de literatura, como el Sábado del Libro y espectáculos de teatro callejero.

Su importancia, además de la trascendencia histórica y los valores que dentro del patrimonio matancero lo hacen único, radica en que, siendo así, deviene un centro cultural de extraordinario envergadura.

Casi concluye nuestro paseo citadino, pero me resigno a dejar este paisaje a la vera de los recuerdos. ¿Quieres tomarte una fotografía? Sería otra manera de preservar en el pensamiento y en el corazón las remembranzas de la historia del parque en el que, desde una rueda dentada, una ceiba nos espera.